Las creencias representan una adaptación al entorno que nos permite estar vinculados con él, pero que al mismo tiempo nos aísla. Ya no vemos el entorno sino nuestras creencias. Son filtros que tenemos entre el mundo y nuestra comprensión del mundo. Percibimos el mundo a través de los criterios que queremos satisfacer, a través de las esperas (en el sentido de presupuestos) que deforman la realidad y modelan la percepción, selectiva, que tenemos de él.
Cuando el ser humano vive una serie de sucesos agradables, su inconsciente busca lo que es común en todo esto. Se construye a partir de ahí, y siempre va a buscar este elemento común. A partir de aquí, se construye y siempre buscará este elemento común. Si en su infancia tenía cumplidos, recibía la estima cada vez que conseguía algo, buscará siempre tener éxito en su vida.
Del mismo modo, busca el factor común en los sucesos desagradables. Esto puede ser cada vez que enseñaba sus emociones, sus padres lo criticaban, le hacían la moral, o bien lo ridiculizaban. En sus actitudes, buscará apartarse de esto: evitará hablar de sí mismo, ya no enseñará sus emociones.